
Soy otro entrenador pero, sobre todo, otra persona. Algo más cercano, más realista y más asentado en el mundo laboral. Me he apartado del foco de los medios, que un día me hicieron creer- será porque me lo creí yo sólo- que tenía importancia lo que decía y no tanto lo que hacía. Me he venido lejos y, sin embargo, se me escucha tanto allí como aquí, sobre todo a golpe de entrenador, gracias a que poco a poco hacemos de nuestro reto un camino.
La creencia del trabajo en equipo, del no dejar un cabo suelto, del todo tiene importancia y todos suman, del poder de la integración, pero que sobre todo confirman que eso llamado suerte está ahí para cualquiera porque no distingue entre pobres o ricos. Sólo distingue entre aquellos que no se paran ante las dificultades, sino que las aprovechas para ser más fuerte y sobre todo, acaban por creerte.
Si me preguntan si soy distinto, digo que sí. Y me atrevería a decir que algo mejor. Si me preguntan si me siento orgulloso de haber mejorado y aprendido, me pongo delante del espejo y me digo: …´y tú que creías saberlo casi todo…´. Cuestión que nada tiene que ver con la humildad o la soberbia , más bien con el desconocimiento y la falta de formación. Ahí lo tienes…
Ya no pienso pararme. Llegaré hasta donde digan las circunstancias y las oportunidades me lleven. Sabiendo que nada me pone freno a objetivos nuevos, a luchar hasta lo imposible, a aprender y mejorar permanentemente, alimentando inquietudes varias. Adaptarse es fuente de mejoría y transformación constante.
Esa es mi pequeña historia, hasta el momento.
Magnifique
Forza l’ om